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Reflexiones en el día del Cooperativismo



¿Cuántos de los lectores de este texto son cooperativistas?? Seguramente muchos.

¿Cuántos lo practicamos?


El término cooperativismo permite designar a aquel movimiento social, doctrina, que propone, promueve la cooperación de sus seguidores o integrantes a nivel social y económico para de esta manera conducir a quienes producen a que logren un beneficio considerado a la hora de la satisfacción de sus necesidades.

Hace más de medio siglo, pioneros de nuestra entidad adoptaron esta metodología de trabajo para que El Calafate pudiera tener comunicaciones. Primero fue el teléfono para unos pocos, no era barato, pero fue indispensable hacer la inversión inicial para que los que vinieran después pudieran acceder de manera más sencilla… y económica.


No fueron egoístas, fueron solidarios, y de eso se trata el cooperativismo.

El paso del tiempo, el ritmo de vida, la explosión de internet, el nacimiento de las redes sociales, aceleraron aquella paz cotidiana y nos metieron en una vorágine donde todo tiene que ser ya, y muchas veces esa urgencia se ve demorada por los necesarios tiempos de planificación, diseño de proyecto, compras, instrumentación del trabajo, ejecución de obra, para llegar finalmente a la utilización del objetivo propuesto.


En una cooperativa, sus miembros viven ese paso a paso en tanto y en cuanto ejerzan sus derechos de miembros integrantes de la entidad. Saben lo que se está haciendo, lo que se puede hacer o no y por qué, cuánto va a demorar, cuánto va a costar.


Sabe también, porque hay normas establecidas por Estatuto, cuáles son las metodologías de adquisición de insumos, cuando se puede hacer de manera autónoma con aval de los Consejos de Administración y cuando se requiere de la participación activa de los asociados en Asamblea, como sucedió con las obras del Nodo 12, en los barrios Cañadón y 90 viviendas, por ejemplo.


El socio está al tanto de los impedimentos que muchas veces existen, en virtud de los desfasajes económicos que cíclicamente abruman al país, para realizar compras de insumos que cotizan en dólares a montos elevados por encima de las potestades de manejo de los Consejos.


Estas son solo algunas de las cosas que suceden dentro de una cooperativa y que el socio puede conocer en detalle cuando ejerce sus derechos y adopta su compromiso irrenunciable en el seno de la entidad de la cual es dueño por formar parte.


Cuando ello no sucede, cuando se percibe a la cooperativa como una empresa privada, en la cual sus propietarios, gerentes, ceos, pueden decidir a su arbitrio lo que creen mejor para sus servicios y ganancias sin rendir cuentas a nadie, ese espíritu cooperativo se diluye y el mismo socio contribuye a debilitar aquello que debería ayudar a fortalecer, porque le pertenece.


En esta nueva celebración del día del cooperativismo, necesitábamos tomarnos una pausa del enloquecedor ritmo cotidiano y reflexionar acerca de lo que significa para nosotros esa palabra tan llena de contenido que en ocasiones, no alcanzamos a dimensionar.


Hacemos propicia esta oportunidad para renovar el compromiso de quienes fundaron Cotecal arriesgando su propio capital personal, con mirada de futuro comunitaria, pensando en el bien social, en satisfacer necesidades conjuntas, aun cuando muchos no alcanzaban a ver la importancia de ese paso.


Esos pioneros se merecen que cada uno de nosotros adoptemos conductas que profundicen el camino señalado, que pensemos y actuemos en función del todo y no de las individualidades, que ejercitemos el derecho que tenemos para que las cosas sean diferentes si no nos gusta como están, que trabajemos para lograr los sueños y aspiraciones, como ellos lo hicieron.


¡Feliz día del Cooperativismo!


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